lunes, 14 de diciembre de 2015

Este derrumbe, este derrumbre que me ha quitado gracia y me ha dejado dando vueltas al rededor del mismo punto en diferentes escenarios.
Este derrumbe, emblema divino, vehemente, que nos volverà vidas cruzadas en cada paso y plano.
El derrumbre ingrato que nos permite el vertiginio necesario, prueba de fuego, prueba de valor.
Distendida y en ruinas, con escombros como espinas que son sellos en la piel; pero hallàndome, descifràndome, desarmàndome, limpiàndome, como un viejo mecanìsmo.
Y mi amor, tan roto y desperdigado se alimenta de pelìculas, clichès, que me vuelven el sentimiento tan desegoista como me es necesario para soportarte
rozàndote internauta, con la vaga expectativa de cruzarte o saber que estuviste cerca de mi casa anoche y tus partìculas aùn rondan acompañàndome en mis acciones rutinarias.
No es quièn fuiste, es cuàndo. Te ubicaste en el hueco necesario en el relòj, despuès del tic, antes del tac. El bonito y maldito limbo que nos hace crecer y llorar màs de lo habitual.
Es entonces que te di mi confianza profunda por ser mi transeùnte màs par. Te admirè en la vertiente de toda sensaciòn, te admirè como se admira a los gatos, como se cuida a los niños, como se disfruta a los amantes, siempre tratando de no perturbarte.
Pero yo, yo he quedado tan alienada, fingiendo los cuerpos por placeres mundanos
Pero yo, en realidad estoy cegada, ofuscada. Aùn miro la luz en la perciana y pienso en las gotas de sol que caian en tu costilla dormida.
Es el derrumbe que me ha dejado desgraciada, es el limbo que te ha vuelto maldito, es el tiempo que te creyò voràz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario